Cantando, bailando y añadiendo, también, una cuota de payaseo, el oso Baloo le enseñaba a Mowgli que, si busca lo más vital, lo muy esencial nomás, mamá naturaleza se lo iba a dar. Es quizá, la escena más recordada de El libro de la selva, la película de Disney basada en la novela de Rudyard Kipling, donde un niño se cría entre lobos y animales de la jungla, aprendiendo de estos y ellos, a su vez, del humano. Todos, finalmente, se benefician de esta relación que, por muy fantasiosa que parezca, tiene algunas proyecciones en la realidad.

Una encuesta publicada en marzo pasado por Cadem establece que el 86% de los chilenos tiene al menos una mascota, un aumento de 13 puntos respecto al mismo sondeo realizado en 2019. La tendencia que se ve en Chile es similar a la de algunas sociedades europeas, donde los hogares están integrados por más mascotas que niños y niñas menores de 15 años.

¿Y cuáles son los animales preferidos en el país? Perros y gatos, como era predecible, aunque proporcionalmente hay cada vez más felinos en los hogares. Ocurre que son los más buscados por las generaciones jóvenes: entre los encuestados de la Generación Z —nacidos a fines de los noventas—, un 60% dijo tener uno o más gatos.

Muchas familias adoptan mascotas para que hagan compañía a sus hijas e hijos, y no hacen mal. Un estudio internacional sugiere que la presencia de perros en la casa ayuda a que niños y niñas reduzcan sus niveles de estrés frente a situaciones que pueden resultarles agobiantes, respaldando así la tesis de que estos animales de compañía pueden proporcionar beneficios socioemocionales a las niñas y niños.

Pablo Toro, psiquiatra de la Red de Salud UC CHRISTUS, dice que el vínculo entre niños y niñas con una mascota puede ser una experiencia importante, sobre todo en la actualidad donde “nos relacionamos menos con otros o lo solemos hacer a la distancia, a través de pantallas”.

La relación con un otro —una “alteridad”, en lenguaje psicológico— implica aprender a conocerlo, entender las diferencias entre sí, respetarlo e, incluso, empatizar con él. Justamente esa es para la psicóloga clínica Joan Black el principal beneficio de la relación entre niñas y niños con sus mascotas. “Es el valor afectivo, que puede ser más intenso si se logra generar un vínculo estable y profundo con ellos, donde aparezcan ritmos compartidos y la posibilidad de comunicarse desde las diferencias”.

Esta relación, además, requiere que los infantes flexibilicen su conducta en función del encuentro con su mascota. Eso, según Black, es de “suma importancia en los distintos procesos de adaptación y socialización”.

Tener que preocuparse o hacerse cargo de un otro “activa a las personas, la saca de la apatía las mantiene en movimiento con una ocupación”, agrega Pablo Toro. Esto es algo que no sólo beneficia a los chicos, sino que también a personas de la tercera edad y a quienes sufren de algún trastorno cognitivo.

“Hay animales que son entrenados para ser un soporte emocional frente a situaciones ansiógenas y desestabilizantes, como ciertos procedimientos médicos, ir al dentista o desregulaciones emocionales en el espectro autista, entre otros”, ejemplifica Black. Esto podría significar, si la relación se conduce de forma adecuada, una ayuda en la corrección de conductas o comportamientos problemáticos en un niño o niña, como la agresividad o la falta de empatía.

La socialización es uno de los procesos más relevantes para el desarrollo de habilidades blandas como la inteligencia emocional, la capacidad de comunicarse de forma efectiva y sana con otros o de establecer relaciones profundas y estables. Toro sostiene que una red extensa y profunda es en general un “índice de buena salud mental”. Y también lo podría ser en otros niveles.

El sitio HealthLine asegura que los beneficios del vínculo con mascotas pueden reforzar el sistema inmunológico de niñas y niños. Los bebés que han sido expuestos a perros y gatos desde temprano tendrían menos riesgos de sufrir enfermedades respiratorias que aquellos que se han mantenido aislados de estos. Esa exposición precoz, además, ayudaría a prevenir infecciones y a reducir los casos de reacciones alérgicas.